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El Estado como agresor

El estado como agresor

En la sociedad, solo el gobierno tiene la facultad para agredir los derechos de propiedad de los ciudadanos. Yaa sea para extraer ingresos, imponer su código moral o matar a aquellos con quienes no está de acuerdo. El Estado como agresor.

El gobierno es el único que obtiene sus ingresos de manera coactiva y ejerciendo la violencia. Mediante la amenaza directa de confiscación o encarcelamiento si no se pagan impuestos.

Todas las demás personas reciben sus ingresos mediante el pago voluntario, derivado de la venta de bienes o la prestación de servicios en el mercado.

Solamente el gobierno, puede utilizar sus fondos para cometer actos de violencia contra otras personas, dada la monopolización del servicio de protección.

En esencia, el Estado se arroga un virtual monopolio de la violencia y la última instancia en la toma de decisiones en la sociedad.

Esto sucede como consecuencia de la ausencia de un control real sobre la depredación del Estado. Ninguna constitución puede interpretarse o hacerse cumplir por sí misma, sino que debe ser interpretada por hombres.
La inconsistencia reside en que todas las divisiones de poderes, son parte del mismo gobierno, y están gobernadas por el mismo grupo de personas.

Si, «nosotros» no somos el gobierno, y el gobierno no es «nosotros», entonces el gobierno no «representa» en ningún sentido exacto a la mayoría de la gente.

La agresión contra los derechos es agresión, no importa cuántos ciudadanos estén de acuerdo con la opresión.

El hecho es que la condición normal y permanente del Estado, es el dominio oligárquico de una élite coercitiva que ha logrado hacerse con el control de la maquinaria estatal.

Hay dos razones para ello. La desigualdad y división del trabajo inherentes a la naturaleza humana en todas las actividades, y la naturaleza parasitaria del estado mismo.

Las personas poseen diferentes capacidades y les interesan distintas cosas, por lo cual, en todas las ocupaciones y profesiones, el liderazgo en cada actividad será asumido inevitablemente por un grupo reducido de los más capaces y enérgicos, mientras que la mayoría restante se convertirá en una multitud de seguidores.

El carácter parasitario intrínseco del Estado, se manifiesta claramente en el hecho de que vive coercitivamente de la producción de la ciudadanía. Para que la gestión parasitaria tenga éxito, los frutos de la explotación deben limitarse a la satisfacción de las necesidades de una minoría.

El Estado constituye la sistematización del proceso predatorio sobre un área territorial determinada.

Proporciona una vía legal, ordenada y sistemática, para la depredación de la propiedad de los productores, haciendo cierto, seguro, y relativamente pacífico, el sustento de la casta parasitaria en la sociedad.

Esta oligarquía, ha estado viviendo de un ingreso que se produce en el ámbito privado, para fines privados, y que ha sido violentamente desviado de su original propósito por la fuerza política.

En esencia, el Estado reivindica y ejerce el monopolio del delito. El Estado como agresor.

Fuentes:
For a New Liberty, Murray Rothbard, 1973.
The State, Franz Oppenheimer, 1926.
On Doing the Right Thing, Albert Jay Nock, 1928.
Capitalism, Socialism, and Democracy, Joseph A. Schumpeter, 1942.

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